viernes, 4 de octubre de 2013

Inicio libro sobre la influencia de los bosques en la vida. Prólogo

ÁRBOLES:

EQUILIBRIO DE LA VIDA I

Soy la llama de tu hogar en la noche invernal. Y, en el más ardiente verano, fresca sombra sobre tu tejado. 

Soy el lecho de tus sueños, el armazón de tu casa. La mesa donde reposar tu pan, mástil para tu navío. 

Soy la madera de tu cuna y la de tu ataúd. El material de tus obras y el adorno de tu invierno. 

Escucha mi oración: No me destruyas


El Equilibrio de la vida (de mi vida)

Intentar explicar el sentido que tiene la vida es muy complicado, por no decir que prácticamente imposible. Cuando  alcanzas un estado de  madurez en  la vida, (el  que  tú  crees  que  consigues),  puedes  tratar  de mirar  a  tu alrededor e intentar evaluar el comportamiento de todo aquello que te rodea, tanto, lo que te atañe y te afecta, como aquello que aunque estando  cerca,  no  te condiciona, al menos, directamente.
Valoro muchísimo la llamada de la vocación, que creo que todos poseemos, aunque en muchos casos no explote.  Muchas personas que no han estado  en  la  situación concreta  y puntual  de  acercamiento a la influencia de su vocación, no  la  han  podido desarrollar  porque ni siquiera la han conocido.
A mí me llegó tarde, ya que esta sociedad y sus elementos formativos, casi  siempre  llegan  tarde. Acuñamos  años  de información  sin conocimientos, a la vez que nos preparamos para el futuro, sin evaluar nuestras características personales. 
Cuando ya  eres consciente  de tu vocación,  simplemente ya es difícil desarrollarla profesionalmente (que no imposible, siempre lo seguiré intentando), ya que la sociedad en la que estas inscrito, te rodea y tus responsabilidades  y afectos  te impiden  pegar un  cambio  radical, abandonarlo todo y empezar una nueva vida (que sin duda sin esos afectos, sería siempre mucho peor que la actual)
Por eso me decidí a escribir este libro, simplemente como un aficionado que le  interesa un  tema en concreto. Eso  te hace  desarrollarlo más lento y mejor, sin las prisas cotidianas del trabajo, donde todo es rápido, inmediato y  lucrativo y  termina  siendo malo, tardío y  excesivamente determinante por la plusvalía económica. Es decir, se produce el hecho de que de tu trabajo no es mejor si lo haces bien, sino si consigues que sea más rentable.
Esta sensación se ha  incorporado de un modo  terrible en  nuestro alrededor, abandonado todo estado natural. Hemos establecido  una zona de separación entre nuestro hormigón y la naturaleza, como si no perteneciésemos  a ella, como  si no  nos influenciase en nuestras  vidas e incluso como si nos molestase, viviendo contra ella y no con ella, utilizándola únicamente como  suelo (bendita gravedad)  donde destrozar lo que nuestra  bendita madre naturaleza  genera de manera gratuita y  así poder  desarrollar  nuestros intereses económicos. 
He leído acerca de árboles  increíbles centenarios, destrozados,  dilapidados, cortados y talados, abandonados y muertos para recoger sus raíces y fabricar salpicaderos de coche o puertas de lujo. 
¡De lujo! El lujo, sin duda, es tener castaños centenarios, que den vida, impacto visual, aire puro, absorban carbono y nuestros hijos puedan jugar en ellos. 
El abandono de los pueblos, donde los herederos de los trabajadores ancestrales del campo, viven en las ciudades y no sienten nada de esto, venden a distancia estos árboles benditos por unos cientos o miles de euros, con la conciencia legal que son de su posesión. Poseer es cuidar, amar y proteger. Son suyos, pero suyos administrativamente, porque no nos pertenecen a nadie. 

Se pertenecen a ellos mismos y no deberíamos tener derechos sobre ellos de esa forma tan vana.
Son tan increíbles que sin pedir nada a cambio, nos dan oxigeno, absorben nuestro carbono, regulan la atmósfera, absorben nuestra contaminación, retienen la erosión de la tierra, influyen en la atracción de la lluvia que evita las cada día más habituales sequías, mejoran el impacto visual, permiten el cobijo de muchos animales, les dan y nos dan alimento y abonan la tierra.
Con esas condiciones una especie inteligente no dudaría en proteger, ampliar, y mimar estos seres vivos y su entorno, pero sin embargo, cada día los masacramos, quemamos sus bosques y arrasamos su entorno con la excusa de lo que llamamos progreso.
Curioso es, ciertamente, que una vez hemos “progresado” en la vida, compramos jardines y plantamos árboles para sentirnos en ambientes agradables y bonitos.
Empecé a conocer e interesarme por los bosques y sus árboles muy tarde, a eso de los veintiocho  años, cuando alguien me regaló un bonsái. Aquello me pareció algo muy complicado. ¿Cómo podía aquello vivir en una maceta tan insignificante cuando sus congéneres en el campo desarrollaban sus raíces de un modo impresionante? Aquello fue un reto que decidí asumir pensando que se trataba de jardinería y poco más.
Empecé a documentarme sobre el tema y me di cuenta en seguida, que tenía bastante de jardinería, mucho de biología y botánica y sorprendentemente una enorme cantidad de filosofía y sentido de la vida.
Empecé a asimilar la influencia de la naturaleza en nuestro entorno, el respeto hacia otras formas de vida y en una sociedad con tantas finalidades diarias como la nuestra, la impronta de trabajar sin objetivos, vivir el momento sin buscar un fin concreto, sin la búsqueda de una rentabilidad  económica y con el afán de disfrutar cada día de lo que el día da, del estado de las cosas en cada momento, de disfrutar del presente y de trabajar para el presente de mañana y el presente del día siguiente. De saber que los cuidados de hoy solo valen para hoy, de saber que mañana se volverá a tener que hacer para mañana y de saber hacerlo sin pedir nada a cambio, más que la propia satisfacción de la formación, del placer propio y de la búsqueda de lo bueno, lo bello y lo natural. Esto evidentemente te lleva a aplicarlo a otros conceptos de la vida, por supuesto.
Así evidentemente empecé a asociar bonsái con árbol, paisajes, paseos por la montaña y a encontrar el placer de la soledad en la búsqueda de un árbol singular, poder abrazarlo, fotografiarlo y compartir con él unos minutos de tranquilidad, pensamientos y equilibrio personal. Empecé a observar no solo los árboles singulares, sino los de su alrededor, su entorno, los de los parques y avenidas y empecé a pensar y darme cuenta de lo razonable que hacían nuestra existencia.
En los viajes que hemos realizado a lo largo del mundo empecé a pararme y observar,  no solo las catedrales y la arquitectura ancestrales, sino también, en el paisaje natural que les acompañaba dándome cuenta de su importancia. ¿Alguien podría imaginarse El Escorial sin Abantos, o Recoletos sin bulevares de plátanos y acacias? ¿Sería lo mismo Nueva York sin Central Park o Londres sin Hyde Park?

He intentado desarrollar esta demanda interna, no aislada sino ecológicamente. El significado de la palabra ecología explica la interacción del hombre con la naturaleza. Diariamente utilizamos este término para intentar definir lo natural y lo que no fabrica el ser humano. Nada más lejos de la realidad. La ecología es nuestra interacción con el resto de las formas naturales y de la influencia entre ambos.
Por esto siempre he sido “ecológico” y he vinculado mi persona  y a los míos con los árboles. En las muchas fotografías que aparecen en este libro aparece mi gente asociada. Puedo ver el crecimiento personal de mis hijos. ¡Qué ilusión tremenda cuando alguien de mi entorno consigue ver un árbol bonito cuando llevaba pasando años a su lado sin llegar a verlo nunca! 
He intentado vincular a mis hijos y mi entorno a este sentir, estar más próximo a plantar, cuidar y mejorar nuestros entornos próximos degradados. 
Una de las cosas más curiosas que he observado a lo largo de estos años es la total oscuridad hacia nuestro entorno que existe en nuestra sociedad. Se vincula el arbolado o los espacios naturales solamente al impacto visual, aunque cuando se degradan o los arrasamos, aparece un natural razonamiento a la desaparición y en pocos días no existe esa visión en nuestras retinas y parece que ese edificio o ese solar llevasen milenios en ese estado. Con las actuales políticas inmobiliarias y las pasadas revoluciones industriales y urbanas han desaparecido por el "bien del progreso" la mayor parte de los bosques primarios, siendo particularmente masacradas las poblaciones más increíbles del planeta como los grandes bosques de nuestro gigante mundial, las secuoyas de California. Gracias a Dios se está invirtiendo hacia políticas sostenibles de uso racional y esperemos nuestros nietos consigan mejorar e incrementar el 5% de estos bosques que aún existen y del que dependen miles de organismos, entre ellos el nuestro. 
No puedo dejar de contar el curioso caso del Moral negro (Morus nigra) que encontramos en el Parque Nacional de Krka en Croacia en el verano de 2009. Aposté que los cientos de personas que bajaban por la suave y agradable pendiente que terminaba en un grandioso ejemplar casi seguramente milenario no se percataban de su presencia ni nadie se paraba a observarlo. Así fue después de varios minutos de observación. Me preguntaba qué razón llevaba a  la gente a un parque natural, sino a observar la naturaleza y los mejores ejemplos que ella ofrecía. 
Aquí se podría aplicar la famosa frase del árbol que no te deja ver el bosque, aunque en este caso sería sin duda al revés, el bosque que no te deja ver el árbol.
Ejemplos como éste he visto muchos a lo largo de estos años, pero también he podido comprobar cómo lugares de encanto, benditamente perdidos de las tenazas de las carreteras principales, tenían a estos poderosos seres vivos como centro de sus vidas, de sus historias y de sus orgullos.
Espero que estas líneas sirvan al menos para que quien las lea mire a partir de ahora a los árboles de otra manera. Con respeto, admiración y agradecimiento a quienes nos permiten vivir sin pedir nada a cambio.
Recuerda, lo que se conoce, se cuida y lo que se cuida se ama y se protege.

Esta es la primera entrada de lo que a través de 1 vida, mas de 400 árboles documentados en medio mundo, más de 5000 fotografías y alrededor de 400 páginas iré subiendo en los próximos meses.

Como me indujo D.Joaquín Araujo, a quien admiro desde la distancia, por favor  EMBOSCATE !!!!!





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