jueves, 27 de febrero de 2014

Olma de Layos, Layos, Toledo

Olma de Layos (Ulmus minor), Layos, Toledo



El Duero nace en Soria, en los Picos de Urbión y riega con sus aguas gran parte de la antigua Castilla, dando tremenda vida a todo su recorrido y he visto lo que ofrece en varios de sus tramos. Antonio Machado, sevillano de cuna, se enamoró de este río y de su cauce y así lo manifestó en los más bonitos poemas del siglo pasado. Amó a estas tierras castellanas como si hubiera nacido aquí, y aquí escribió  y encumbró a los Olmos castellanos como si fueran el ápice de la vida. Nadie como él pudo sentir el alma de estos árboles y de estas tierras, que ciertamente una vez conocidas, te enamoras de sus vidas y de sus gentes. 

El Olmo de Layos también es castellano, aunque no está en el Duero. Pero su figura es, como si lo estuviera. Cuidado, precioso y limpio, se sitúa frente a la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena. Y tan bello es, que para mí puede ser el baluarte de lo que debe ser el futuro medioambiental en el planeta. Este ser, en cada día de existencia realiza la fotosíntesís, para absorber el dióxido de carbono ambiental y mediante la producción de azucares, convertirlo en energía y carbono sólido, al que llamamos madera.

Algunos políticos se están pegando literalmente y lo están trasladando a nuestra sociedad, en el intento (aunque sea más económico que medioambiental), de producir energías más limpias, que no sean originadas por la combustión de combustibles fósiles, aunque parece que con la crisis se imponen otros criterios. Realmente, la lucha por evitar los combustibles fósiles no es equivocada, ya que esta sustitución en el origen de la energia es muy importante. Pero olvidan lo principal, que el progreso, aunque muy importante,  no es suficiente. Nuestra generación anterior utilizaba coches que consumian 10 o 12 litros cada 100 Km o no reciclaban ningún tipo de residuo.

Ahora tenemos coches con un consumo de 4 o 5 litros y reciclamos más de la mitad de lo que generamos. Pero falta la clave. Ahora circulamos casi seis veces más al año con nuestros coches y generamos más de diez veces residuos. ¿De qué le vale a nuestro planeta, si al final, emitimos más carbono a su atmosfera? Además la previsión es de crecer a mayor velocidad aún. La clave no está en esto, sin duda. La verdadera clave no está en la reducción de emisiones, que es importante, sino en la absorción de las mismas. Y solo existen dos fábricas de absorción, las plantas, donde los árboles son los verdaderos protagonistas, y el mar, cada vez más esquilmado, acidificado y dañado.

Plantemos pues, millones de árboles donde no los hay, para regenerar las antiguas selvas y bosques mundiales y habremos dado con la clave de nuestra supervivencia y la de generaciones venideras.

Además si esta clave está en individuos como el Olmo de Layos, generaremos belleza allá donde vayamos. 

 

martes, 18 de febrero de 2014

Ébano (Diospyros ebenum) Ayuthaya, Bangkok, Thailandia

Ébano (Diospyros ebenum)
     Ayuthaya, (Bangkok, Thailandia)

Me encontré este árbol en el centro histórico de la ciudad sagrada de Ayuthaya, al norte de Bangkok. Desde el primer momento me di cuenta de la espectacularidad del ejemplar, no tratándose de higueras sagradas, ni ninguna otra familia de los ficus, que en estas tierras consiguen enormes troncos y/o ejemplares tremendamente altos. La corteza no daba pie a diferenciarlo debido a su edad, por lo que las únicas variables eran, las hojas, flores y rascando su corteza.

Esto último, en un país donde tienen a sus árboles de sus áreas religiosas como sagrados (como se puede observar le rodea un lazo verde que debe significar su valor religioso), no es muy recomendable, (bueno, ni aquí ni en ningún sitio), por lo que no me atreví a hacerlo.

Montones de monjes budistas aparecían en escena, pero la mayor parte de ellos eran muy jóvenes, y pensé que no tendrían criterio para saberlo. Olvidado pues, el asunto, me olvidé del tema y me encaminé a observar el interior de la iglesia que se ve en la fotografía. Un monje mayor, estaba sentado en el altar, y sin dudarlo se acercó a mí y me dijo, en un inglés difícilmente comprensible, que había estado observándome, no siendo común que un turista mirase tanto el árbol sagrado. Me trató de explicar el significado del mismo, valorando todos los elementos vivos como sagrados por su vida y lo que ellos nos ofrecen. Cuando acabó le pregunté si sabía de qué especie se trataba, contestándome que era ébano, quizás el mayor ejemplar en todo Thailandia.

Más tarde, ya en Madrid, he intentado corroborar que de esta especie se trataba, y tengo serias dudas. No cabe duda que Ébano podría ser, pues las hojas son idénticas en ejemplares adultos (en los jóvenes son algo más pequeñas y el espacio internodal es menor), las flores amarillas y muy similares a las de la foto. Quizás lo que no me cuadra es la altura del ejemplar, ya que el ébano en África de donde es original no supera los 12 m altura, cuando este tenía más de 25.

Sabemos que existen ejemplares que, muy cuidados, como debe ser éste, pueden ser más grandes de lo habitual, pero también sabemos que normalmente las especies fuera de su hábitat original nunca superan a las autóctonas (por algo lo son, ya que se encuentran en su lugar ideal de crecimiento).
Existe otra especie de ébano, mayor que éste, zapote negro (Diospyros digyna), con la madera negra, y de casi la misma calidad, y podría tratarse de este especie originaria de América.

Sin embargo, yo creo que me da lo mismo si es esta especie, otra o alguna parecida. El árbol, majestuoso, limpio, enorme, sano y sagrado dignificaba a quienes lo plantaron en algún otro siglo como ofrenda a lo mejor que tiene el budismo; el respeto por la naturaleza.

martes, 11 de febrero de 2014

Olivo Centenario. Peraleda de la Mata, Cáceres

Olivo (Olea Europaea) Peraleda de la Mata (Cáceres)

Siempre he pensado en la protección generada por personas que nos han querido, o por seres que nos provocan sensaciones positivas. Incluso nos protegemos a nosotros mismos cuando nuestro espíritu se contagia de positivismo. Dicen que las enfermedades graves, aunque no se curan, se alivian o mejoran por estar en contacto con animales, alegrías y optimismos reales.

Yo creo que el Olivo es el árbol de la protección. Y siempre he procurado tener un olivo en mi jardín. Tengo la sensación que le invade lo mejor del cristianismo y de la doctrina que Él nos enseño. Es un ejemplo de hermosura, amor hacia los demás, compañerismo, y solidaridad. Por eso lo eligió en su última noche.
Una de las sensaciones que más me han hecho disfrutar en mi vida, fue la de salvar un gran olivo condenado por una carretera (como tantos árboles sucumbidos).

 Sin pensarlo, convencí a la dirección de obra que si me daban un día, lo sacaría de raíces y lo plantaría en mi jardín. De esto hace ya 12 años y aunque ya no lo disfruto, pues vendí la vivienda, sigue pleno de salud y vida. Aún más, pues año tras año, los mirlos han fabricado su nido y sacado adelante a sus pollos. Cuando vendí la casa, la gente me decía por qué no trasladaba el olivo a la nueva, que había sido yo el que me lo había ganado. La respuesta es sencilla. No nos pertenece a nadie sino a sí mismo. Se trasladó para salvarle la vida y no para poseerlo. Ahora no existe justificación alguna, pues tendrá una larga vida, si nadie decide modificársela. Posiblemente dentro de dos siglos alguien comentará que este gran olivo nació donde se ubica, sin imaginarse su historia. ¿Pero eso importa de verdad?
Ahora tengo otro mucho más pequeño, pero que poco a poco va creciendo lleno de esplendor y verdor. Pero pienso que protege tanto como el otro. Y debe proteger, ya que estoy rodeado de suerte y amor.

lunes, 10 de febrero de 2014

Castaño europeo (Castanea sativa) Castaños de Susañe del Sil. El Bierzo. León

Castaño europeo (Castanea sativa)
Castaños de Susañe del Sil. El Bierzo. León

 Las mejores representaciones naturales de nuestro país aparecen siempre donde menos presencia tienen las personas, o si las tienen, si éstas se concentran en actividades muy encapsuladas, como es la minería leonesa. El Bierzo, zona de montaña de las sierras de León es uno de los mejores ejemplos. 

Cuando viajo suelo dedicarme a observar por donde paso, con la obsesiva manía de leer el nombre de los ríos que se cruzan en mi camino, convirtiéndose en un entretenimiento, más aun si, después se busca en planos para conocer su recorrido y te documentas sobre su historia y su curso.

Sorprendente el Sil, ya que empieza natural y verde, no cambiando en su curso ni un ápice de su verdor hasta su unión con el Miño, del que es hijo por ser afluente y padre ya que genera aun más caudal que él.

Había leído mucho acerca del Alto Sil, de sus pueblos y de sus castaños centenarios, sin poder imaginar la grandiosidad de sus paisajes llenos de vida y de los pueblos que de honor llevan su nombre. 

Puede ser, y seguro me equivoco, los tramos más bonitos y singulares de todos los ríos de España, ya que le acompañan cañones, puentes, construcciones romanas y escarpadas cárcavas, en un continuo ir y venir de rápidos y aguas mansas como bucles de fotografías.

Susañe del Sil, pueblo más alto que sus compañeros de viaje, Palacios del Sil y Páramo del Sil, es un pueblo muy bien cuidado, con antiguas construcciones de piedra y centrado sobre un magnífico castañar centenario, cuyas pequeñas fincas están cubiertas de estos seres por allá donde mires.

Famoso es por su tamaño el que llaman milenario, que de tanto le cuidan, cada vez que alguien se acerca, salen sus dueños para diagnosticar tus intenciones. Cuando son buenas te cuentan toda su historia, los récords de castañas recogidas en los años buenos y su ánimo y esfuerzo para que perdure en el tiempo, ya que "sigue dando cientos de castañas".

Lo cierto, que sin ser milenario, sus buenos cientos de años le guardan, así como a otros muchos de ellos, vistos y fotografiados que de tanta edad se le acercan.

Vida, sin duda vida, que da vida, así como respeto, esfuerzos y más vida por generaciones