viernes, 29 de noviembre de 2013

Encina (quercus ilex ballota) Ctra Plasencia, Cáceres

Encina (quercus ilex sub.ballota) Ctra Plasencia, Cáceres

Han pasado muchos años desde que vi un enorme alcornoque desde la carretera de Plasencia. Sabía que tenía que ir a verlo y presentarle mis respetos. Desde arriba, sin duda, se trataba de un ejemplar muy antiguo y añoso, ya que se apreciaban los descorches voluptuosos sobresaliendo de su antigua corteza.

Por fin, un día no previsto me decidí a coger el coche, e intentar llegar lo más próximo a la imagen que tenía en las retinas. Cuando llegamos a la intersección de carreteras, nos llevamos un pequeño chasco, ya que la nueva autovía había sustituido a la antigua carretera y aunque de lejos se observaba el ejemplar era prácticamente imposible llegar a él. Otra vez será, pensé decepcionado.

Pero habíamos visto a lo lejos, paralelo a la carretera de acceso, buenos ejemplares y nos decidimos a introducirnos por un camino de tierra y dispersarnos por las fincas abiertas aledañas a la carretera.

La sorpresa fue mayúscula, ya que encontramos alcornoques inmensos, s, así como ejemplares muertos con troncos erguidos . ¡Que colosos debían haber sido!

Las imágenes hablan por si mismas, individuos de al menos 300 años diseminados por la finca y aún se veían bastante más dentro de fincas privadas preciosas. La pena es que pedimos permiso para fotografiar más ejemplares dentro de las mismas y nos lo denegaron. El mismo error de siempre. La gente sigue pensando que les pertenecen por simple derecho administrativo. Deberían saber que ese poder solo sirve para masacrar, ya que solo es el tiempo, que siempre pasa, el único que mejora el entorno. Nosotros solo lo utilizamos o lo estropeamos.

Cuando nos demos cuenta que somos nosotros los que pertenecemos al conjunto de la Tierra, que no somos el centro de la vida y respetemos la vida ajena. Cuando nos enteremos que no nos pertenecen, aunque tengamos un papel que así lo diga. Ese día no hará falta tener vallas ni pedir permisos para involucrarnos en estas vidas y compartir al menos unos minutos con ellos. Jamás he hecho daño a nada. Me lo impide mi naturaleza que es la misma que la de todos ellos.


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