Moral negro (Morus nigra)
Parque Nacional Krka, Croacia
Para mí la vida engloba un conjunto de individualidades que crean un todo.
Esto era Gaia, después llamada planeta Tierra.
La Tierra se compone de millones de organismos que se entrelazan y consiguen vivir interdependiendo unas de otras. Esto quiere decir que no hay especie que no valga para nada.
Cuando una especie desaparece, casi siempre por culpa del hombre, cambia su ecosistema y provoca cambios irreversibles en su entorno. Casos muy conocidos es la desaparición de los depredadores en la península ibérica, lobos, zorros y osos, provocando el control sintético de los cérvidos por parte del hombre. Lo curioso del caso, como relataba en el prólogo, es que a veces, quizás con demasiada frecuencia, no es que no existan elementos naturales en nuestro entorno, sino que simplemente no los vemos a pesar de estar junto a nosotros y formar parte de nuestra vida sistemáticamente.
Al ser humano moderno, se le ha inculcado, gracias a esta nueva era y al estar por encima de la supervivencia básica (es decir, tener segura la comida, bebida y alojamiento) y disponer de recursos para el ocio, que debe viajar, ver y contar a sus vecinos las maravillas de lo visto.
Jamás se cuenta lo aprendido, solo lo visto. Desgraciadamente una amplia mayoría de esta gente no se documenta ni sabe nada de lo que ve, ya que simplemente se busca el "haber estado"
Esto nos sucedió de camino a Zadar, en Croacia, donde teníamos planeado parar en uno de los tres parques nacionales más importantes. El parque Nacional se llama Krka y es un ecosistema mediterráneo de abundantes precipitaciones y cuyo reclamo turístico principal son unas bonitas caídas de agua. Entiendo perfectamente la necesidad de ver estas caídas de agua, la cual también la siento, pero yo siempre he procurado entender la vida de un modo global, no aisladamente.
Realmente la cascada de agua era preciosa, pero el bosque que rodeaba las hectáreas colindantes lo era aún más. Nadie apreciaba nada, ya que "son solo árboles". De camino a la mayor caída de agua, sobre una suave pendiente pudimos ver un especimen enorme de Moral Negro (Morus Nigra) varias veces centenario. Aposté que antes de fotografiarlo, nadie de los cientos de personas que bajaban por allí ni siquiera lo miraban. Así fue, ya que el único objetivo era el agua.
Como escribí en el prólogo, alguien escribió aquello de "El árbol que no te deja ver el bosque" En este caso sería mejor decir "El bosque que no te deja ver el árbol".
Sinceramente no comprendo que hace ir a la gente a ver un sitio así, llamado Parque Natural, y no ser capaces de ver "lo natural" y los elementos principales del mismo. Para mi es incomprensible.
Hablar de árboles como los morales, es hablar de tradiciones antiguas culinarias y gastronómicas.
Sabemos que la primavera y el otoño son estaciones gastronómicas por excelencia. Existen muchos árboles y arbustos con cuyas frutas se hacen excelentes mermeladas y postres caseros como en el caso de los morales. Hablar de nueces y castañas en otoño es hablar de alta cocina, ya que se están utilizando en sofisticados manjares.Probar una tarta de moras casera es un placer de dioses La lástima que son árboles que manchan mucho si no se recolectan y son excusa perfecta para eliminarlos y en el mejor de los casos sustituirlos por especies más anodinas, como los cipreses de arizona.
Ellos se pierden los colores primaverales de sus flores y sus ricas tartas.
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