Roble Valentín, Tineo, Asturias
La historia de los robles es la historia del mundo, ya que son seres fuertes, longevos y con gran energía.
La historia moderna de los hombres es similar, pero mucho más centrada en las cosas que consideramos importantes, aunque muchas veces, no lo son realmente tanto.
Con este pensamiento, siempre he procurado aprovechar las actividades cotidianas, sin descuidar éstas, con visitas a sitios cercanos que me parecían dignos de visitar por su singularidad.
Así que mientras trabajaba por Asturias, y aprovechando tiempos donde la gente suele irse al hotel o a pasear sin criterio, me propuse conocer monumentos naturales, cercanos a los lugares donde teníamos actividades de trabajo, y de este modo conocí unos cuantos ejemplares inmensos.
Uno de los mayores robles que existen en España, se encuentra en un pueblo de Asturias llamado Valentín, perteneciente al condado de Tineo. Es inmenso y situado en lo alto de una cima junto a un pajar con apariencia de abandono. Le acompaña otro roble muy grande pero mucho más joven, al que normalmente no se llega a ver, por el tamaño de nuestro amigo.
El ejercicio de mi visión me premió con una visita inesperada, que no pude fotografiar, por que estas cosas siempre pasan cuando la cámara ya está guardada. Un ejemplar de águila culebrera se posó en el roble a menos de cuatro metros míos, con la tranquilidad suficiente para pensar, que es zona donde no se conoce el miedo al humano, o quizás, pensó, en que tal ejemplar no podía darle mejor seguridad y apoyo.
Después de varios segundos observándome, me hizo, aparentemente un gesto de aprobación y se fue como vino, planeando hacia el valle, con un ligero aleteo, y por supuesto, con mi envidia y mi fascinación.
El roble no podía haber tenido mejor amistad y yo, no pude verlo en mejor momento. Pienso que la gente ahora busca en modernos establecimientos de masajes y agua, el relax y el descanso. Yo creo que jamás alcanzarán esa paz como yo lo hice en ese momento.
Recogí unas cuantas bellotas de nuestro roble, con la intención de germinarlas (ya lo están haciendo) y poder modelar un bonsái con la genética de nuestro amigo (que sin duda será muy buena). Espero que dentro de unos años, exista una réplica de nuestro roble en alguna terraza de mi Madrid eterno.
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