Podemos definir a los árboles como vegetales con un sinfín de propiedades positivas para los ecosistemas, para el equilibrio del aire, como reguladores de la vida e incluso como indiscutíblemente líderes en paisajes inconmensurables.
Pero falta algo importante, ya que sin duda, poseen una energía vital o aura (como todos los seres vivos) que liberan hacia nosotros y mejoran nuestra existencia.
Durante siglos los árboles han sido centro de las villas y pueblos, donde se han producido reuniones comunitarias o fiestas populares, donde se juzgaban actos perversos o se rezaba conjuntamente para las peticiones comunes.
La mejor representación de estas actividades la ejerce el Tejo, árbol venerado durante siglos, plantado en cementerios como herramienta de nexo de las personas a la tierra y como carretera del viaje del suelo al cielo, y a su vez por estas mismas razones, masacrado y talado hasta la extenuación y prácticamente exterminado en nuestros días.
Gracias a Dios aún quedan ejemplares centenarios en cementerios del norte de España como los que aparecen en las fotos de los pueblos de Bermiego y Salas en Asturias. Aún he podido ver mujeres de avanzada edad arreglando las tumbas de sus fallecidos hace ya muchos años y cuidando los tejos cercanos, ya que estos pobladores tienen la certeza que existe este nexo de unión entre sus familiares y estos tejos centenarios (incluso milenarios)
Este Tejo de Bermiego ocupaba plaza privilegiada en el centro del cementerio, hasta que se trasladó dicho camposanto a una nueva ubicación. El Tejo, ahora, esplendoroso y raramente en un estado casi perfecto pese a su longevidad, ocupa toda la plaza, él solo, disfrutando de su privilegiada vista y de su entorno, aunque supongo lo compartirá, ya que sin duda, está lleno de almas y bendiciones.
Cuando te acercas, y te sientas a su lado, sientes su respiración y toda la energía que emanan, es como si todas las generaciones que han pasado a su lado, te trasmitiesen su experiencia y empezasen a contarte todas las anécdotas de su vida.
Es importante comentar que son especies de crecimiento muy lento, de apenas unos milímetros anuales de anillo de crecimiento, por lo que es más bello aún contemplarlos enormes y saber el tiempo que llevan entre nosotros.
Espero que lo sigan haciendo aún mucho más tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario