lunes, 30 de diciembre de 2013

Olma de Layos, Toledo

Olmo 
(Ulmus minor)
Olma de Layos, Toledo

El Duero nace en Soria, en los Picos de Urbión y riega con sus aguas gran parte de la antigua Castilla, dando tremenda vida a todo su recorrido y he visto lo que ofrece en varios de sus tramos. Antonio Machado, sevillano de cuna, se enamoró de este río y de su cauce y así lo manifestó en los más bonitos poemas del siglo pasado. Amó a estas tierras castellanas como si hubiera nacido aquí, y aquí escribió  y encumbró a los Olmos castellanos como si fueran el ápice de la vida. Nadie como él pudo sentir el alma de estos árboles y de estas tierras, que ciertamente una vez conocidas, te enamoras de sus vidas y de sus gentes. El Olmo de Layos también es castellano, aunque no está en el Duero. Pero su figura es, como si lo estuviera. Cuidado, precioso y limpio, se sitúa frente a la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena. Y tan bello es, que para mí puede ser el baluarte de lo que debe ser el futuro medioambiental en el planeta. Este ser, en cada día de existencia realiza la fotosíntesís, para absorber el dióxido de carbono ambiental y mediante la producción de azucares, convertirlo en energía y carbono sólido, al que llamamos madera.
Los políticos se están pegando literalmente y lo están trasladando a nuestra sociedad, en el intento (aunque sea más económico que medioambiental), de producir energías más limpias, que no sean originadas por la combustión de combustibles fósiles. Y realmente no están equivocados, ya que esta sustitución en el origen de la energia es muy importante. Pero olvidan lo principal, que el progreso, aunque muy importante,  no es suficiente. Nuestra generación anterior utilizaba coches que consumian 10 o 12 litros cada 100 Km o no reciclaban ningún tipo de residuo.
Ahora tenemos coches con un consumo de 4 o 5 litros y reciclamos más de la mitad de lo que generamos. Pero falta la clave. Ahora circulamos casi seis veces más al año con nuestros coches y generamos más de diez veces residuos. ¿De qué le vale a nuestro planeta, si al final, emitimos más carbono a su atmosfera? Además la previsión es de crecer a mayor velocidad aún. La clave no está en esto, sin duda. La verdadera clave no está en la reducción de emisiones, que es importante, sino en la absorción de las mismas. Y solo existen dos fábricas de absorción, las plantas, donde los árboles son los verdaderos protagonistas, y el mar, cada vez más esquilmado, acidificado y dañado.
Plantemos pues, millones de árboles donde no los hay, para regenerar las antiguas selvas y bosques mundiales y habremos dado con la clave de nuestra supervivencia y la de generaciones venideras.
Además si esta clave está en individuos como el Olmo de Layos, generaremos belleza allá donde vayamos.


lunes, 9 de diciembre de 2013

Olmo "EL Pantalones" Jardín Botánico Madrid

 Olmo "EL Pantalones" Jardín Botánico Madrid

Me encanta ir a pasear al Jardín Botánico. Todas sus estaciones son majestuosas, ya que es tal la cantidad de ejemplares de diferentes especies que siempre te asombra algo. Pero lo que más me gusta son los dos euros que se pagan por entrar. Yo lo tomo como una bendita subvención para la subsistencia del jardín, pero lo cierto es que supone olvidarte de las masas del Retiro y disfrutarlo sólo o en compañía de personas que valorar el entorno, o de estudiantes con ganas de formación, o de guías especializados que siempre me atienden amablemente ante cualquier duda. 
Me encanta disfrutar de la Terraza de los Laureles y de su exposición permanente de Bonsáis. Pocas poblaciones pueden tener un museo con estas calidades, que sumado al Museo de Alcobendas hacen de Madrid un sitio privilegiado.
Llevo muchos años queriéndome apuntar a las charlas del botánico los jueves por la tarde, pero mi ubicación familiar y el trabajo diario me arrastran a perdérmelo. Seguro que termino haciéndolo.

Espero que con estas líneas, no se me llene el jardín más botánico de Madrid, y pueda seguir leyendo a los pies de los grandiosos Almeces del parque, o por qué no, en compañía de su anciano más prestigioso, nuestro amigo El Pantalones.
Olmo grandioso, y de forma singular, asemeja unos pantalones dados la vuelta. Posee una forma singular y rara para ser un olmo, y es tan alto que se puede ver prácticamente desde todo el jardín, sobre todo en invierno, donde evitamos la tremenda frondosidad del resto de los especímenes.
Me gusta mucho el Botánico, por mi manera de ser y por mi principal afición, pero tengo otra pasión cercana. Cuando acabo, me acerco siempre a mi terraza preferida, al Café del Botánico. Si te sientas en su terraza y te tomas un café (otra de mis pasiones internas) puedes ver el Gran Madrid. Por un lado, el Museo del Prado, por el otro el Real Jardín Botánico, más allá la Iglesia de los Jerónimos, hacia arriba, el Retiro y de frente el más bonito de los hoteles madrileños, el Palace Hotel. Pero sin duda, eso no sería nada si no los acompañasen los árboles singulares que colindan todos estos edificios increíbles. El gran Almez y los grandes Cedros del Líbano del Museo del Prado, así como Cedros, Pinsapos, Piceas del Himalaya, Magnolios y Plátanos del Paseo del Prado



viernes, 29 de noviembre de 2013

Encina (quercus ilex ballota) Ctra Plasencia, Cáceres

Encina (quercus ilex sub.ballota) Ctra Plasencia, Cáceres

Han pasado muchos años desde que vi un enorme alcornoque desde la carretera de Plasencia. Sabía que tenía que ir a verlo y presentarle mis respetos. Desde arriba, sin duda, se trataba de un ejemplar muy antiguo y añoso, ya que se apreciaban los descorches voluptuosos sobresaliendo de su antigua corteza.

Por fin, un día no previsto me decidí a coger el coche, e intentar llegar lo más próximo a la imagen que tenía en las retinas. Cuando llegamos a la intersección de carreteras, nos llevamos un pequeño chasco, ya que la nueva autovía había sustituido a la antigua carretera y aunque de lejos se observaba el ejemplar era prácticamente imposible llegar a él. Otra vez será, pensé decepcionado.

Pero habíamos visto a lo lejos, paralelo a la carretera de acceso, buenos ejemplares y nos decidimos a introducirnos por un camino de tierra y dispersarnos por las fincas abiertas aledañas a la carretera.

La sorpresa fue mayúscula, ya que encontramos alcornoques inmensos, s, así como ejemplares muertos con troncos erguidos . ¡Que colosos debían haber sido!

Las imágenes hablan por si mismas, individuos de al menos 300 años diseminados por la finca y aún se veían bastante más dentro de fincas privadas preciosas. La pena es que pedimos permiso para fotografiar más ejemplares dentro de las mismas y nos lo denegaron. El mismo error de siempre. La gente sigue pensando que les pertenecen por simple derecho administrativo. Deberían saber que ese poder solo sirve para masacrar, ya que solo es el tiempo, que siempre pasa, el único que mejora el entorno. Nosotros solo lo utilizamos o lo estropeamos.

Cuando nos demos cuenta que somos nosotros los que pertenecemos al conjunto de la Tierra, que no somos el centro de la vida y respetemos la vida ajena. Cuando nos enteremos que no nos pertenecen, aunque tengamos un papel que así lo diga. Ese día no hará falta tener vallas ni pedir permisos para involucrarnos en estas vidas y compartir al menos unos minutos con ellos. Jamás he hecho daño a nada. Me lo impide mi naturaleza que es la misma que la de todos ellos.


martes, 26 de noviembre de 2013

Encina Terrona. Belvis Monroy. Cáceres

Encina Terrona. Belvis Monroy. Cáceres

Las torres gemelas. Así me gusta llamar a esta encina.

A este tipo de encinas muy abundantes en Extremadura se les llama  "dos hermanas o hermanas gemelas". Han crecido dos ramales de la misma bellota desde su inicio o han crecido dos bellotas juntas, en cuyo caso son dos ejemplares unidos por los años.
Si tomásemos el perímetro normal por debajo de la bifurcación o ésta empezase por encima del metro y medio de altura, se trataría quizás de la encina de tronco más grueso que se pudiese ver en España.
Aún así, tomándolas como dos encinas juntas, siguen siendo pletóricas y parece que con su diseño natural quieren representar la V de la victoria, para decirnos, que han podido con las visicitudes de estos años, y han superado todo lo encontrado a su alrededor.

Las encinas, distribuidas por prácticamente por todo el territorio español, desde cota cero a los 1200 m sobre el nivel del mar, es la especie más abundante de nuestro territorio, y sus principales características simpatizan con nuestro clima continental interior y costero, ya que soportan fríos intensos, sequías prolongadas, y lo que es más importante, es que después de quemas o incendios, consiguen sobrevivir de sus cepas, fabricando individuos más fuertes a la sequía y a los incendios. 

Son famosas las dehesas de las zonas centrales de España, dehesas creadas sintéticamente por el hombre para compatibilizar agricultura, ganadería y usos de estos árboles para leña, carbón y alimentación del ganado. Sin estos usos paralelos seguramente la encina no hubiera sobrevivido a las talas intensivas que se produjeron desde el inicio de la humanidad moderna no nómada y desde la introducción de la agricultura intensiva que trajeron los árabes, hasta los modernos huertos solares de nuestros días.
La recolección de sus frutos, de las bellotas, con usos tanto de alimentación animal como humano, prácticamente ha desaparecido en nuestros días, salvo el uso para las grandes granjas de cerdos ibéricos, en las sierras de Extremadura y Huelva.

Este abandono, a la larga, genera beneficios para el medio ambiente, ya que la no recolección de las bellotas, puede generar más germinaciones naturales.
Estudios a largo plazo, confirman que cuando se abandona la ganadería, y por supuesto la agricultura en estas zonas, y lo único que se hace es precisamente no hacer nada, la densidad del arbolado aumenta progresivamente y de modo espectacular en un entorno de 25 años. Fotografías tomadas en esos intervalos de tiempo, consiguen hacernos ver el significativo cambio.

El tiempo es el único que modifica el medio ambiente para su mejora, si dejamos que trascurra de modo natural y apacible.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Alcornoque Navalmoral de la Mata

Alcornoque Navalmoral de la Mata, Cáceres


Cuidar nuestro entorno. Algo que parece muy sencillo, se convierte en tremendo y muy costoso cuando los objetos a cuidar no son de nadie, o peor aún, lo son de todo el mundo. Muchas fincas donde se ven estos alcornoques y encinas, se dedican al ocio publico, donde colectivos deciden reunirse para pasar agradables tardes. Pero, si  se eligen estos entornos por ser naturales y bellos.   ¿Por qué entonces cuando estos colectivos abandonan el lugar, dejan numerosos residuos que nadie recoge ni tan siquiera los ayuntamientos con sus servicios de limpieza? Estoy seguro que si fuesen de su propiedad lo dejarían totalmente limpio. De igual forma numerosos cazadores abandonan cartuchos y gran cantidad de metales pesados en pleno campo sin recoger en la mayor parte de las veces.

Tengo una máxima en mis paseos por el campo. "Cuando regresas que al menos esté como te lo encontraste"  o sencillamente "que el campo ni recuerde tu paso a través de él". Con esto mantendríamos limpios nuestros campos de una forma muy sencilla.
El maravilloso alcornoque de la foto se encontraba por un lado pegado a un basurero ilegal, con cientos de residuos cercanos, y por el otro, una pista ilegal dedicada al motocross, con abundantes restos de metales, plásticos y neumáticos

Para hacer las fotos, lo principal no ha sido conseguir la abertura o la velocidad del objetivo, sino evitar la visión de la basura en las imágenes.
Ahora que tenemos, y pagamos con nuestros impuestos a empresas especializadas en la retirada, manipulación y reciclaje de nuestros residuos urbanos, deberíamos tener conservaciones de montes mediante contratos semejantes a estos de los servicios, como en carreteras o municipios. No solo tendrían la responsabilidad de limpiar, sino de cuidar, plantar hasta densidades necesarias y por que no, usar los bienes de biomasa que se generasen en dichos montes. Quizás no se hace porque es menos visible al público y estos parajes solo se disfrutan por una masa importante de gente de lejos, o en oportunidades minoritarias. Si fuese valorado o habitual estoy seguro dispondríamos de estos servicios.

En el futuro abriremos la necesidades de dichos servicios y estoy convencido que llegará a nuestra sociedad.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Pino piñonero Monte del Pilar

 Pino Piñonero Monte del Pilar (Majadahonda, Madrid)



Somos privilegiados. Tenemos un pinar cerca. Aunque le llamemos pinar realmente es un bosque mediterráneo, ya que tiene las especies más típicas de este ecosistema, pinos piñoneros, encinas, alcornoques, jaras pringosas, romero, etc.

Y digo bien lo del privilegio, ya que hoy en día disponer de más de 200 hectáreas naturales en medio de la zona más explotada de urbanizaciones de Madrid es un autentico lujo. Podríamos pedir menos interacción en este espacio por parte de los responsables del mantenimiento ya que aran los terrenos para evitar incendios, lo que provoca envejecimiento de la especies y empeoramiento de los suelos. Los senderos se encuentran muy apelmazados por el paso de mucha gente corriendo, paseando o en bicicleta (a lo cual me sumo en muchas ocasiones), pero pensando que también se debe disfrutar considero que no ha sido muy castigado.

Tener cerca un pinar esta muy bien, pero tener una zona de ese pinar con individuos de más de cien años mejora mucho el entorno. La pena es que, como el individuo de la foto, existen muchos que han sido podados de modo muy poco profesional, como tantas y tantas veces, ya que se debe pensar que los árboles lo aguantan todo. En vez de planificar las podas en la juventud del árbol para hacer un ejemplar maravillo, se podan grandes ramas sin criterio. Supongo que no sabrán las consecuencias de estos actos. Los insectos y hongos encuentran un camino muy sencillo hacia la savia elaborada de estos troncos y empiezan a comerse literalmente al ejemplar, estando este impedido de defenderse al no poder cubrir tal herida. Comprobado está, que efectos como los efectuados al ejemplar de la foto, le significan una esperanza de vida solo del 50% de la que tendría de no haberlo hecho.

Ejemplos de esto, se encuentran a lo largo de muchos jardines de nuestros municipios, donde a grandes árboles se les tala, más que podarse. Cuando mueren, nadie los ve, suplantándose en solo algunas ocasiones por nuevos individuos flacos y pequeñitos

El jardinero habitual no es un profesional de las plantas y árboles como debería ser, sino un mero operario que podría hacer esto como cualquier otra actividad de la construcción o los servicios.

Esperemos que la formación se imponga en todas circunstancias de nuestras vidas.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Arce de Canadá (Acer saccharum)

       Arce de Canadá (Acer saccharum)

Dubrovnik, Croacia

Dubrovnik es un pueblo croata situado en el sur del país, que posee una muralla perimetral medieval rodeando a su ciudadela de las más bonitas y mejor conservadas del mundo, a pesar de las numerosas guerras que ha sufrido, siendo la más cruenta la más cercana a nosotros en los años noventa. 

La ciudad fue bombardeada durante los años noventa en un sinsentido por los ejércitos serbios, con el único fin de provocar dolor en la población croata, ya que no se hizo por razones estratégicas de guerra, (ya que no existían), ni para colonizar el territorio y anexionarlo a sus territorios sino para destrozar en lo más dentro de sí lo que más quería el pueblo croata. 

Para aquellas personas que pasamos por el mundo con criterios constructivos y positivos, pensar en la posible destrucción de tal maravilla por el sinsentido humano provoca escalofríos, valorando además  las maravillas que la acompañan, como la gran cantidad de árboles singulares  que colindan la muralla. 

El primero es una especie no difícil de encontrar en Norteamérica, pero poco común en Europa como es el Arce de Canadá (Acer Saccharum) de la foto anexa. Menos común es además el tamaño del especimen. 

Hablar de arces, es hablar de Norteamérica, y Japón. Aunque realmente se traten de especies generales Acer, los de América de los de Japón no tienen mucho que ver. Los acer americanos son los árboles preferentes en todas las latitudes antes de llegar al bosque boreal, cubierto de coníferas (abetos, piceas, etc), mientras que los japoneses son arces arbustos o arboles medios de una increíble belleza tanto por su exagerada geometría de sus hojas, como de su extremo colorido otoñal. Por eso son venerados como dioses junto con los prunus mume (estos lo son por sus flores, que se convirtieron siglos atrás en la flor nacional)

Las imágenes que tenemos de grandes bosques de frondosas en otoño, se las debemos al norte de Estados Unidos y sur de Canadá. Seguirán en las postales durante milenios. 

En la fotografía siguiente se puede comprobar también un plátano (platanus x hispánica) magnífico ubicado también en las inmediaciones de dicha muralla)

En resumen, ciudadela maravillosa con árboles increíbles. Despues de lo que han aguantado , es cierto, La unión, hace la fuerza.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Plátanos Zagreb

Plátanos en Zagreb

(Platanus acerifolia)

Los plátanos de sombra (platanus acerifolia y platanus x hispánica) son los árboles más utilizados para engalanar las ciudades en todas las regiones templadas del hemisferio norte. 

Esto se debe a la gran cantidad de ventajas que tienen estas plantas en las ciudades y los pocos inconvenientes. 

Las mayores ventajas sobre otras especies es su adaptación a la contaminación de las ciudades, su facilidad para hacer crecer sus raíces en suelos compactados (incluso asfaltados) y con gran presión de peso sobre ellas, la gran sombra que proyectan, debido a sus grandes hojas, que generan paseos muy agradables para los calurosos veranos europeos.

Estos paseos son muy abundantes en toda Europa. Uno de ellos con fabulosos especímenes se encuentra en la capital de Croacia.
El paseo es de los más lindos que he visto, ya que no solo los grandes árboles engalanan el parque en dos filas paralelas, sino que con bastante criterio, no han enlosado los senderos colindantes y han posicionado un quiosco de música en su centro.

Verlo de noche, con una ligera lluvia que provocaba múltiples reflejos de las luces en el agua, mientras un grupo de músicos mayores (de edad, que no de vida) tocaban en directo piezas clásicas de Mozart, me provocó  unos sentimientos de paz y relax espirituales, fantásticos, a juzgar por lo empapado que apenas sin darme cuenta, acabé al llegar al hotel.

Uno de los especímenes es el de la foto, de los más grandes, aunque todos de similares dimensiones, y que me sorprendió, por su puro color blanco y la increíble luminancia de su tronco. 

Solo cabe esperar que Mozart escuche también muchos de sus antiguos compases sentado en alguno de los bonitos bancos del parque, en alguna de las espectaculares noches de verano de Zagreb.


lunes, 11 de noviembre de 2013

Moral (morus nigra) en Parque Nacional Krka

Moral negro (Morus nigra) 

Parque Nacional Krka, Croacia

Para mí la vida engloba un conjunto de individualidades que crean un todo.
Esto era Gaia, después llamada planeta Tierra.

La Tierra se compone de millones de organismos que se entrelazan y consiguen vivir interdependiendo unas de otras. Esto quiere decir que no hay especie que no valga para nada. 
Cuando una especie desaparece, casi siempre por culpa del hombre, cambia su ecosistema y provoca cambios irreversibles en su entorno. Casos muy conocidos es la desaparición de los depredadores en la península ibérica, lobos, zorros y osos, provocando el control sintético de los cérvidos por parte del hombre. Lo curioso del caso, como relataba en el prólogo, es que a veces, quizás con demasiada frecuencia, no es que no existan elementos naturales en nuestro entorno, sino que simplemente no los vemos a pesar de estar junto a nosotros y formar parte de nuestra vida sistemáticamente.

Al ser humano moderno, se le ha inculcado, gracias a esta nueva era y al estar por encima de la supervivencia básica (es decir, tener segura la comida, bebida y alojamiento) y disponer de recursos para  el ocio, que debe viajar, ver y contar a sus vecinos las maravillas de lo visto.
Jamás se cuenta lo aprendido, solo lo visto. Desgraciadamente una amplia mayoría de esta gente no se documenta ni sabe nada de lo que ve, ya que simplemente se busca el "haber estado"
Esto nos sucedió de camino a Zadar, en Croacia, donde teníamos planeado parar en uno de los tres parques nacionales más importantes. El parque Nacional se llama Krka y es un ecosistema mediterráneo de abundantes precipitaciones y cuyo reclamo turístico principal son unas bonitas caídas de agua. Entiendo perfectamente la necesidad de ver estas caídas de agua, la cual también la siento, pero yo siempre he procurado entender la vida de un modo global, no aisladamente.
Realmente la cascada de agua era preciosa, pero el bosque que rodeaba las hectáreas colindantes lo era aún más. Nadie apreciaba nada, ya que "son solo árboles". De camino a la mayor caída de agua, sobre una suave pendiente pudimos ver un especimen enorme de Moral Negro (Morus Nigra) varias veces centenario. Aposté que antes de fotografiarlo, nadie de los cientos de personas que bajaban por allí ni siquiera lo miraban. Así fue, ya que el único objetivo era el agua.
Como escribí en el prólogo, alguien escribió aquello de "El árbol que no te deja ver el bosque" En este caso sería mejor decir "El bosque que no te deja ver el árbol".
Sinceramente no comprendo que hace ir a la gente a ver un sitio así, llamado Parque Natural, y no ser capaces de ver "lo natural" y los elementos principales del mismo. Para mi es incomprensible.
Hablar de árboles como los morales, es hablar de tradiciones antiguas culinarias y gastronómicas.
Sabemos que la primavera y el otoño son estaciones gastronómicas por excelencia. Existen muchos árboles y arbustos con cuyas frutas se hacen excelentes mermeladas y postres caseros como en el caso de los morales. Hablar de nueces y castañas en otoño es hablar de alta cocina, ya que se están utilizando en sofisticados manjares.Probar una tarta de moras casera es un placer de dioses La lástima que son árboles que manchan mucho si no se recolectan y son excusa perfecta para eliminarlos y en el mejor de los casos sustituirlos por especies más anodinas, como los cipreses de arizona.

Ellos se pierden los colores primaverales de sus flores y sus ricas tartas.
                                                                          

jueves, 7 de noviembre de 2013

Tilo en Parque Nacional de Plitvice, Croacia


 Tilo (Tilia cordata)
 Parque Nacional Lagos    de Plitvice, Croacia

Tilo proviene del griego ptilon, que significa ala. El nombre proviene de la forma de su triple inflorescencia en forma de ala, que ha formado durante veinte millones de años, para dispersar mediante el viento sus semillas.
El Tilo que nos encontramos en Plitvice, Croacia, no lleva tantos años allí, aunque la especie posiblemente sí, ya que es de los pocos sitios donde se puede ver ya en forma de bosque natural, y no en plantaciones urbanas.

El tilo ha de vivir alto, por encima de los 1000 m en nuestro país, por lo que en España, es difícil verlo en plantaciones urbanas para sombra, usándose normalmente el plátano o la acacia. En Europa es mucho más normal, ya que además es el árbol del baile nacional en muchos países europeos. En los centros de los pueblos se plantaba un tilo (similar a nuestros olmos) y cuando alcanzaba un tamaño considerable, la orquesta tocaba sus instrumentos desde ramas altas o desde la copa si era posible, y la gente bailaba debajo de su gran copa podada al efecto, asegurándose una buena y confortable sombra. En muchos pueblos sigue manteniéndose esta bonita costumbre.
El tilo es un árbol tranquilo. Como no iba a serlo, si de sus flores se fabrica la tila, infusión que todos hemos tomado antes de  nuestros exámenes finales. Es una infusión con efectos calmantes de la excitación humana.  

Tal y como se encuentra el mundo en estos momentos, supongo que no la usamos demasiado.
Recuerdo un tilo que veía todos los días a la vuelta del trabajo por la carretera de Boadilla del Monte a Pozuelo en Madrid. En otoño, entre encinas, cuando tornaba a amarillo intenso, se veía en lo alto de un cerro, majestuoso. Parecía imaginarme todo el pueblo bailando debajo de él, agradeciéndole tal maravilla para los ojos.

Cuando nos encontramos, a lo lejos, en el parque de los Lagos de Plitvice, este enorme tilo ubicado en la linde del lago mas hermoso de los que jamás haya visto, por sus aguas azul turquesa y su entorno boscoso, tardamos en darnos cuenta de la cantidad de ejemplares parecidos a este, formando un enorme bosque, mezclado con arces y hayas, que crecían en las inmediaciones de dicho lago. El ejemplar de la foto era inmenso (como se aprecia en la foto) y con una copa muy amplia y abierta al estar aislado, haciendo el ejemplar en su conjunto de los más bonitos que he podido ver. Pero los cientos de ejemplares ya no aislados, con troncos inmensos, aunque con copas más altas y someras  no le iban a la zaga. Este era el jefe de todos, que adelantándose a los demás  nos quería comunicar el merecido  aprecio a su especie vegetal.